jueves, 3 de julio de 2008

La mierda que podemos llegar a ser

Tras 24 horas de espera, Esmin Green, de 49 años, se desplomó y agonizó durante una hora en el suelo de la sala de espera del Hospital Kings County de Brooklyn (NY) sin que ninguno de los presentes moviera un solo dedo. Una cámara fue testigo el pasado 19 de junio de tan esperpéntico suceso. Las imágenes grabadas muestran a varios miembros del hospital, pacientes y familiares de pacientes que contemplan la escena, así como a un guardia de seguridad que se asoma en repetidas ocasiones y ve a Esmin en el suelo, pero no hace absolutamente nada.

No entraré al trapo a comentar lo despreciable de la actitud de todas y cada una de las personas que la vieron y no hicieron nada de nada. Cualquier cosa que se pueda decir es obvia. No voy a hablar del pasotismo respecto a otros o del individualismo ese que a veces nos dicen que es típico de los yankis, porque no es más que un tópico.

No puedo evitar fijarme en la mujer del abrigo beige (o beis). A diferencia de otros, está en el video de principio a fin. Impasible. Es testigo del desplome de Esmin y se mantiene impasible, ni se mueve ni avisa a nadie. Es la única que lo ve, para ella es más evidente aún (si es que puede serlo más) que algo no va bien, que Esmin no se ha estirado en el suelo porque está más fresco. ¿Hace esto más culpable a la mujer de beige y menos al resto de desalmados? No, pero me aterroriza. Me aterrorizan todos y cada uno de ellos, pero esta mujer más. Me parece la encarnación del mal enfundada en una gabardina, deleitandose como un sádico espectador de la mierda que podemos llegar a ser, regocijándose en su triunfo.





Visto en El País digital

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